España,
17 de Octubre 1987
Querida Maguie :
Me acuerdo cuando nos conocimos
ese día que viniste a mi pueblo y nos hicimos amigas. Me diste tu dirección y
me dijiste que, si alguna vez necesitaba tu ayuda, te escribiera una carta. Y aquí
estoy.
Ya perdí la cuenta de las veces
que leí este libro, sé de memoria cada palabra, cada párrafo, cada diálogo, sé
todo. Necesito otro libro. Si no, me voy a morir de aburrimiento. Odio
estar encerrada, pero mi hermano y mi madre siempre se están peleando, siempre
por lo mismo: el dinero. Es horrible querer ir al comedor y que estén
quejándose de la economía del país o de nuestra pobreza, siempre me pongo
triste cuando los escucho. Aunque la verdad es que mucho no me importa. Yo soy feliz
y tengo todo lo que necesito: una familia, una casa y lo más importante: el
amor de mi vida, Tomás.
Teruel, como ya sabes, es un
pueblo muy pequeño, uno de los más pequeños de España, y es una de las aldeas
menos habitadas y pobres de la zona, pero a mí me parece un lindo lugar, será
porque no conozco otros.
Vivo a dos cuadras de la casa de
Tomás, mi novio, que tiene veintidós años. Es alto, con pelo castaño y ojos
verdes. Tomás vive con su madre, su padre y sus tres hermanos.
Él tiene menos tiempo para
disfrutar que yo, ya que su familia es más grande y todos tienen que
alimentarse. Son tiempos difíciles, cada vez que tenemos alguna buena cosecha,
es motivo de festejo.
Pero un día llegó el momento de
separarnos: La semana pasada me contó que se tenía que ir al campo porque,
según su padre, les iría mejor allí, me dijo que era por unos meses. Sentí cómo
se me iba el alma del cuerpo. Es muy devastador, ya que no hay dia que no
pasemos juntos. Con él puedo desahogarme, reírme, llorar...
En ese momento, recordé aquel día
en el que estábamos en la Plaza Carlos Castel compartiendo un helado de Kalise,
de vainilla y frutilla. Ese lugar me recuerda a nuestra infancia... Estábamos
de la mano, hablando y Tomás contaba chistes ya que lo que más le gustaba a él
era hacerme reír. Mientras esperábamos el atardecer, le canté y le dediqué las
últimas canciones de amor.
Cuando él me contó la noticia, no
tuve mejor idea que arrancar mi hoja favorita de mi único libro. Esta
hoja era muy importante para mí. En ella hay un poema que me hace sentir feliz
al leerlo. Describe una tarde hermosa de la pareja de este libro:
“En
la esquina de mi casa
yo
te veo llegar
con
un ramo de rosas
a
la par de la paz,
seguimos
caminando muy lejos, muy lejos
cuando
estoy contigo tiemblo sin parar.
eres
mi amor
y
siempre te amaré.”
Nos escribíamos mucho, pero hace
tiempo que no tengo noticias de él. No me escribe y no sé qué pensar… Maguie,
¿tú qué crees que habrá pasado?
Antes de ayer partió en un tren
hacia su destino y desde entonces estoy ansiosa esperando su carta, pero no
llegó nada. Estos últimos días no hice nada más que esperar.
Una mañana, mi mamá entró a mi
cuarto y me entregó una carta. Abrí mis ojos sorprendida. Su nombre estaba en
el sobre, después de tanto tiempo había recibido algo de él. Torpe y
rápidamente abrí la carta y leí su contenido. ¡No lo podía creer!
“Querida Paz:
Lamento
decirte que estoy muy enfermo y no sé si podré sobrevivir a mi enfermedad.
También te pido perdón por lo corta que es esta carta, pero últimamente no
tengo mucho tiempo, sólo recuerda que siempre te amaré, por favor...
Tomás.”
No lo podía creer. Se me cayó la
carta al piso y fui corriendo a contarle a mi madre lo que había sucedido:
—¡Madre!
—¿Qué sucede, hija?
—Lee esto, por favor...
Mi madre leyó la carta.
—No lo puedo creer, hija. —dijo. Y
me abrazó.
—Yo tampoco, jamás podría creer
algo así.
Pasó
una semana y no recibí más noticias de nada, seguía leyendo una y otra vez esa
carta, sin todavía creer que fuera cierto.
Esa
mañana me desperté muy deprimida. Se Me vino vinieron a la mente
los recuerdos de cuando me visitabas y traías helado para compartir, eso me
alegró un poco. Me di un baño rápido y volví a leer la carta .
Al terminar de leerla, me
fui a caminar por la plaza en la que siempre salíamos a caminar y alejarnos de
todo. Ése era, es y será nuestro lugar favorito.
Cuando regresé a mi casa, tomé
una ducha y me acosté en la cama a pensar.
Unas horas después, escuché que
alguien tocaba a la puerta, y como no había nadie en la casa, supuse que iba a
ser mi mamá, pero para sorpresa mía era...
-¡Hola, Paz, te extrañé mucho!-
dijo Tomás abrazándome fuerte.
-¡Tomás! ¡Qué sorpresa que estés
aquí! Creí que estabas muy enfermo.
-Pero, ¿por qué pensaste eso?
-Pero si me llegó una carta de…
-¿Cómo? Si en estas semanas no
pude haberte mandado ninguna carta debido a que la oficina de correos más
cercana estaba cerrada.
-Entonces… ¿De quién era la
carta?
Lo hice pasar a mi casa para que la
viera.
No puedo explicar por qué, pero
se me ocurrió leer la dirección. En cuanto la vi, un alivio recorrió todo mi
cuerpo, pero también me sentí un poco tonta. No había sido Tomás Gallegos el
que había mandado la carta, sino un tal “Thomas Gallegos”. Y no solo eso, por
la precipitación que tuve por saber noticias de él, no me habia dado cuenta de
que... ¡esa no era su letra!
Me
fui a dormir sintiéndome muy feliz, ya que sabía que Tomás estaba en perfectas
condiciones y ya estaba en casa.
Esta es la mejor aventura
que tuve con Tomás. Gracias a esto me di cuenta de lo mucho que lo amaba.
Espero volver a contarte otra
historia sobre nosotros. Y aunque nadie te pueda ver, siempre contaré contigo.
Con
amor,
Paz
El trabajo consistió en escribir un cuento
realista (en grupo) basado en "La Lectora" de Isabel Guerra. Me
gustó un poco la idea de hacerlo a través de la web pero me hubiera gustado
juntarme con mis compañeros. Yo considero que participé lo suficiente, para
llegar a los acuerdos hicimos un grupo privado donde proponíamos nuestras
ideas, en el cuento hay ideas de la mayoría porque hubo algunos que no
propusieron nada, pero fuimos solidarios y tratamos de agregar todas las ideas.
Me gustó el resultado.
Hubo algunos problemas porque no hubo
suficiente participación de parte de algunos compañeros, Olivia y yo les
insistimos en que participen porque si no iban a tener mala nota. Después
participaron, aparte de eso no hubo problemas.
Aprendí que escribir una anécdota no es lo
mismo que un cuento, la anécdota es algo que pasó, una secuencia de hechos, y
se cuenta tal como sucedió, pero el cuento hay que crearlo, usar un vocabulario
muy amplio. Para mí, igualmente, no se me hace muy difícil. No es lo mismo usar
muchos personajes que pocos, si usas muchos personajes en el cuento tenes que
estar pendiente que aparezcan en algún momento, no pueden desaparecer. También,
las descripciones e investigaciones son muy importantes en un cuento realista, le
dan una característica de algo real y el lector se da una imagen y se siente
identificado con eso.
Supongo que hice bien en participa y aceptar
las ideas de los demás como hicieron con las mías y para mejorar podría haber
participado un poco más.
Para no caer en los mismos errores, tengo que
participar y si los demás no quieren mala suerte, no preocuparme tanto si no
quieren participar.